miércoles, 25 de diciembre de 2013





MISERIA DIGNA PARA TODOS POR IGUAL

Como viene siendo habitual, con motivo de cualquier fiesta, unos cuantos forajidos nos apresuramos en llamarnos y quedar para renovar contacto. El otro día anduvimos bebiendo y bebiendo, como peces en el río. De pronto nos encontramos en un cruce, especie de murete bañado de cal; al este de una desvencijada iglesia, al sur de una conmovedora escuela pública, y al noroeste de la abandonada cárcel anexa al ayuntamiento. Allí, entre vomitona y vomitona, comenzamos a debatir sobre el discutido concepto de la miseria digna. Al mismo tiempo que trataba de expulsar mis tripas por la boca, me vino a la mente lo que en un primer momento creí, la definitiva exposición; fallida, sin embargo, ya que al instante fue rebatida por dos de mis compinches, que en ese preciso momento se retorcían en el suelo intentando detener su oscilante movimiento. (Analizando todos los puntos de vista, a veces, se pueden sacar conclusiones cercanas a la certeza).

No fue hasta el día siguiente, cuando en medio de la pertinaz resaca, reflexioné sobre aquello, apareciendo, brillantes, las formas adivinadas de la absoluta Verdad. De esa experiencia nacieron estos versos que, modestamente creo, lo resume perfectamente, y que transcribo a continuación.

"Don sotresfín anurque datola ple asimenda
on “raugia” lábel, sesa forza en al monedoría
bausturfa led boverló denutria ces guistemos.

¡Aparandía!
Cen."


(Fotografía robada a Steve McCurry)

2 comentarios:

  1. Tal vez la resaca resacosa, achaque a las palabras su verdadero sentido, y es que en la dignidad absoluta reza la miseria de aquel que quizás con la verdad por bandera, la hace ondear contra el viento y no logra más que unas miradas benevolentes pero tan faltas de realidad como aquello que ven quienes no desean más que mirar hacia otro lado.

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    1. ¡Toma ya! Y esto viene siendo lo que se llama cerrar los párpados y ver.

      ¡Lebije danita, etomarytna FG!

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