Había
un caballo enano que hacía
las
veces de juguete de madera
y
gente somnolienta que escondía
sirlas
bajo la media.
Alguien
cualquiera bostezó brumoso,
y
lanzó un manotazo displicente
a
una estúpida mosca
peregrina
del aire.
zufff
zufff zufff
La
mosca siguió volando tozuda.
No
más aturdida que antes, ni menos.
Sin
rumbo, sin hogar.
Esperando
a septiembre.
la lasitud de las tardes de verano que a veces llegan a ser tediosas
ResponderEliminarEl hastío del estío...
Eliminar(Y sin MaRía rocanroleando, más)
Hay muchas "moscas" en cualquier tiempo y lugar que se dedican a zumbar sin rumbo, sin sentido en su vida más allá de molestar y no pensar y pareciera que su objetivo es molestar. ..ni se implican, ni sienten ...
ResponderEliminarAbsolutamente molestas que transmiten la enfermedad de la desidia entre otras infecciones.
Besos con vehemencia
tRamos
Bueno, tambiénn son seres vivos. También son de Dios. Y muy beneficiosas, sin ellas las ranitas y los murcielaguitos se morirían de hambre. :P
EliminarBesos puros
Muy bien escrito tu poema en prosa, me hiciste imaginar el calor y el silencio interrumpido por la mosca.
ResponderEliminarHay varias maneras de interpretar tu texto, la mía:
La mosca es la protagonista y los sujetos ahí sentados la molestaron. Por suerte el manotazo no la alcanzó, o la habría privado de su libertad...
No sé, tal vez yo estoy más loco que vos.
Te mando un abrazo no displicente.
Me gusta mucho tu mirada. en realidad me gustan todas, pero en la tuya veo presentes las moscas de Machado, en mi caso a través de Alberto Cortez, debo confesar. Y reconozco que me parecen tan fascinantes o más, que los tigres y los leones. Seguro que también influye aquello que me enseñó una película musical de distribución B (y perdona si te parezco pretencioso): "¿Por qué se frotan las patitas?" Para no quedarse pegadas. Gran final.
EliminarOtro gran abrazo
Tardes de verano, calor sofocante y esas moscas que normalmente y muy a nuestro pesar son de lo más pesadas y pegajosas, pero forman parte de esas tardes de verano que tanto suelen gustarnos a pesar de ellas.
ResponderEliminarDoy la causa por perdida. Pero que conste: las moscas son buenas. O por lo menos tan buenas como las tardes de verano.
EliminarBesos
Muy buen poema, Guillermo, me gusta la imagen que entrega (ahora que ya pasó septiembre, ¿qué esperará?)
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